¿Cuál es el camino?
Hemos visto una evolución de los CSC que inician con una función y un país. Lo típico ha sido que las funciones financieras, que suelen ser las más transaccionales, sean las centralizadas dentro de un centro de servicios, pero esto se ha ido ampliando cada vez más a lo largo de los años. Muchas empresas inician un CSC con las cuatro funciones base (por ejemplo, finanzas, IT, recursos humanos y cadena de suministros), pero la evolución de estos CSC es exponencial ya que al verse apalancado en la tecnología actual, permite generar aún más valor y ampliar el número de funciones a centralizar.
Y ¿cómo empezamos? Primero se define un propósito que debe estar alineado con sus operaciones internacionales y/o multinegocio. A ello se le debe plantear una estrategia clara, así como funciones, controles y medidas. En cada aspecto se puede profundizar sobre cuál será el modelo de prestación de servicio, cuáles serán los procesos, la gobernanza, las habilidades que deben tener los colaboradores involucrados, qué tecnología se habilita, cuáles serán los controles y el desempeño. Con todo ello ya se puede tener una idea real del camino a seguir. Básicamente, un readiness assessment, que responde a qué tan lista está la organización para desarrollar un CSC.
Por otro lado, también existen empresas que ya cuentan con un CSC, a éstas se les recomienda un análisis de madurez para saber en qué punto de la evolución de los servicios compartidos se encuentra la organización y con ello analizar qué aspectos vale la pena apuntar para una evolución estratégica del CSC según los objetivos de la compañía (ver gráfico: Niveles de evolución de los CSC).