Dicho crecimiento, que podría ser considerado como circunstancial, es una tendencia que viene experimentando el mercado peruano, desde hace años, en términos de comercio electrónico. Indudablemente, la inamovilidad de las personas ha acelerado dicho crecimiento al fomentar el uso de plataformas on-line como único medio de compra biosegura de artículos no primarios. Ante ello, las empresas grandes y medianas se adaptaron y evolucionaron optimizando sus plataformas de venta on-line y el relacionamiento con el cliente. Sin embargo, las MYPEs y los pequeños negocios son aún materia pendiente, tanto como la brecha existente entre el consumo vía internet registrado entre Lima (90%) y provincias (10%).
Por ahora, el Estado ya vislumbra medidas para impulsar y fomentar el comercio electrónico, especialmente, para pequeños negocios. Por ejemplo, desde finales de noviembre del año pasado, la SUNAT aceleró la importación de productos, con un valor de hasta US$ 2.000, adquiridos en plataformas foráneas de e-commerce al implementar la tramitación anticipada de forma enteramente digital, permitiendo que las entregas de los mismos se realicen el mismo día de su arribo al país, proceso que anteriormente tardaba entre 3 y 5 días.
También, desde Indecopi, se viene trabajando en fortalecer las normativas orientadas a la protección del consumidor on-line. A raíz del crecimiento exponencial del e-commerce durante el 2020, quedaron en evidencia algunos vacíos normativos que decantaron en más de 60 mil reclamos por parte de consumidores, tal como quedó reportado por dicha entidad en octubre del año pasado. Dichos vacíos representan oportunidades en materia de seguridad, responsabilidad de intermediarios y el derecho a arrepentirse de las compras realizadas vía online. Mayores garantías representan, sin duda, un aumento de confianza para aquellos consumidores reacios a realizar compras por Internet.
Todas estas lecciones han permitido que los grandes retailers y medianas empresas optimicen sus tiempos de entrega a partir del mejoramiento de sus cadenas logísticas y de suministros implementando nuevos canales de recojo de compras y así descomprimiendo la carga del delivery en el proceso de venta.
Estas medidas y buenas prácticas no solo beneficiarán a los consumidores finales, sino también a pequeños intermediarios que ofrecen sus productos a través de plataformas de venta on-line y dark stores, formato que ha venido proliferando y floreciendo, a partir de los retos y oportunidades presentados por la pandemia producida por la Covid-19.
Todo ello únicamente reafirma que no debemos dejar de lado lo más importante: el consumidor y las nuevas tendencias que llegan junto a la denominada “nueva normalidad”.