Mónica Huerta Alpaca
Gerente general de La Nueva Palomino
¿Cuál es la historia de La Nueva Palomino?
La tradición se remonta a casi 150 años, cuando mi bisabuela Cipriana Chaca viuda de Palomino le hereda a Juana Palomino, mi abuela, su picantería. Luego mi madre, por diversos motivos, inaugura en 1985 su nueva picantería “La Nueva Palomino”, la cual yo heredo a finales del 2004. En el transcurso de todos estos años de historia, la picantería ha tenido mil y un obstáculos pero felizmente también muchas alegrías.
Desde que tomaste el liderazgo de La Nueva Palomino, ¿cuáles han sido los principales retos que han vivido?
Lo más difícil fue el inicio, todo fue nuevo para mi como para Rudy, mi esposo. Nos hicimos cargo de un negocio del que no sabíamos por dónde empezar, sin conocimientos, ni recursos, e incluso sin deseos. Y es que si bien yo crecí en todo el ambiente de la picantería no estuvo nunca en mis planes hacerme cargo, y todo cambió cuando conocí a profundidad mi historia familiar, leer los testamentos de mis mamitas -haciendo referencia a su bisabuela, abuela y mamá- y cómo con tanto cariño dejaban un legado a sus hijas. Luego de ello, fue muy bonito aprender del proceso, y darme cuenta del talento que tenía pues yo había aprendido mucho de mi madre sin querer y eso salió a la luz.
Otra dificultad que vivimos era el tema del personal, mi madre siempre sufrió de eso porque se generaba una dependencia de ciertas personas que se encargaban de funciones específicas; es por lo que me decidí a cambiar esta forma de trabajo. Hoy nos enfocamos en que todos aprendamos de todo. Esto ha permitido que los mozos, por ejemplo, y todas las personas que están en diferentes áreas puedan entrar a la cocina sin problemas, para que nadie se jacte y diga que el éxito de La Nueva Palomino es por mí o solo por la cocina; todos somos responsables, somos un equipo. Definitivamente eso también nos ha ayudado muchísimo en estas épocas.
Hoy estamos ante otro de los retos más importantes: la pandemia. Hemos visto muchos negocios cerrar, tanto en Arequipa como en todo el Perú, y es muy triste. En nuestro rubro ha sido tan o más dramático, yo por ejemplo pertenezco a un grupo de WhatsApp de una infinidad de restaurantes del Perú, desde chiquitos a grandes, y todas las semanas nos enterábamos de que al menos uno cerraba, era muy triste.