EY Megatendencias
Comprender las megatendencias lo ayudará a ver oportunidades donde otros no.
Megatendencias 2020: ¿Hacia dónde apunta el futuro?
La pandemia del COVID-19 solo necesitó semanas para mostrar nuestra fragilidad, nuestras brechas y poner en jaque nuestra forma de vida. Hoy la necesidad de reinventarnos empresarial y conductualmente está abriendo camino a nuevas tendencias, negocios y enfoques que apuntan a quedarse.
Y claro, hoy se presentan diversas fuerzas (denominadas “Fuerzas Primarias”) capaces de generar cambios estructurales en el mundo que conocemos, ya sea por el ascenso de la generación Z, por el impacto exponencial del cambio climático, por los trabajos en mejora humana o por los enfoques que van más allá de la globalización, la misma que se ha visto cuestionada con la crisis generada por el COVID-19.
Debemos entender que las estrategias proyectadas, que suelen asumirse, sobre un horizonte de planeación de 5-10 años, se pueden ver desafiadas por tendencias que no han estado dentro del alcance usual de análisis. Es por ello que el informe de las presentes “Megatendencias 2020” permite vislumbrar diferentes escenarios futuros, teniendo así un mayor panorama para la toma de decisiones.
En el presente informe presentamos ocho megatendencias, las cuales se ven guiadas por las Fuerzas Primarias mencionadas anteriormente. Por ejemplo, el impacto del cambio climático está dando lugar a la “Descarbonización”, por la cual ya no se espera disminuir las emisiones de CO2, sino anularlas e incluso capturarlas y generar valor, recordando que el carbono es materia componente de una infinidad de productos. Pero, así como la tecnología sirve de catalizador para ciertas circunstancias, también se vuelve un elemento en disputa o de competencia, y está generando la ya llamada “guerra fría tech-onómica”. Esto por la competencia que existe sobre la modelación de la próxima generación de infraestructura tecnológica.
Por otro lado, la búsqueda por entender a mayor medida la conducta humana, está dando origen a una mayor sofisticación de la Economía Conductual (EC). Así tenemos, por ejemplo, que a la medida clásica del PBI, aparecen otras opciones de medición del bienestar y de la economía en general, como el Índice de la Felicidad, que se enfoca en diversas variables que permiten entender y gestionar las necesidades de las sociedades que se evalúan, pues está claro que el nivel de riqueza no permite medir la satisfacción social, por los ya conocidos obstáculos que se presentan con la distribución de la riqueza (para saber más, pueden acceder al libro “Kusikuy: la felicidad de los peruanos”).
Lo cierto es que la conducta humana se está volviendo una materia prima (cuantificada, estandarizada, empaquetada y comercializada), así como se hace actualmente con los datos de los consumidores
Lo cierto es que la conducta humana se está volviendo una materia prima (cuantificada, estandarizada, empaquetada y comercializada), así como se hace actualmente con los datos de los consumidores. Si bien la búsqueda por influenciar no es algo nuevo, más bien es un negocio que se ha dado desde hace muchos años y el conocer sobre la conducta humana resulta clave. Hoy, estamos entrando en un mundo con instrumentos de persuasión cada vez más precisos y sofisticados; y, somos conscientes del volumen y variedad de datos que nuestros estilos de vida generan, y hoy podemos decir que nos encontramos en una fase de cambio: del Internet de las Cosas al Internet de la Conducta. Y en la línea de influenciar, aparecen algunos riesgos que tienen que ver con la comunicación; los denominados “medios sintéticos” que la tecnología les está abriendo camino. Básicamente, se refiere a la generación de información falsa y/o fabricadas, las mismas que pueden generar gran impacto a nivel social y corporativo.
Ahora bien, la tecnología no solo está abriendo camino en diferentes ámbitos, sino que está generando un cambio. ¿Nos hemos puesto a pensar cómo pueda afectar al “futuro del pensamiento”? Hoy, por ejemplo, nuestros celulares se han vuelto nuestro canal de información -muchas veces errónea- y que a través de las redes sociales, por ejemplo, diversas campañas de desinformación pueden tener el poder de cambiar nuestra forma de pensar. Y mientras nos vemos con la tecnología como una herramienta de oportunidades, pero también como una ventana de riesgos, caemos en cuenta que otro punto clave en nuestro día a día va cambiando: el “trabajo y vida sin límites”. Los constantes cambios están difuminando los conceptos del trabajo, tiempo libre y educación, generando enfoques diferentes entre sí. Hoy, por ejemplo, los smartphones nos permiten estar siempre “conectados”, canibalizando el preciado tiempo libre y con ello cambios conductuales e, incluso, sociales.
Finalmente, en el campo del desarrollo, aparecen los “microbiomas” y la “biología sintética”. El primero, tiene que ver con el uso de los microbios para alcanzar diversos objetivos de valor. El uso de microbios no es algo nuevo si nos ponemos a pensar en la fabricación de antibióticos o del yogurt, pero qué tal si podemos usar microbios genéticamente modificados para convertir el CO2 y el metano en materiales comerciales. Ya está sucediendo con los productos carbono negativos. El segundo, tiene que ver con la ingeniería aplicada a la biología para diseñar y desarrollar funciones en las células, algo que revolucionará grandes industrias, tales como la salud, alimentos y productos químicos, entre otros.
Hoy las megatendencias nos muestran hacía donde apunta el futuro, y tener un mayor conocimiento de ellas nos permitirá alimentar mejor la toma de decisiones y prepararnos para lo que se viene y, por qué no, tomar ventajas y aprovecharlas.