Branislav Cvik y Ľubomír Vančo

Branislav Cvik y Ľubomír Vančo están recuperando la centenaria tradición cervecera de la República Eslovaca. Sin experiencia en el sector, pero con una firme dedicación, rescataron de la quiebra a una de las últimas cervecerías eslovacas.

Tras comprar Banskobystrický pivovar, Branislav y Ľubomír crearon una cerveza elaborada sin utilizar conservantes, aceleradores de la fermentación ni otros aditivos. La empresa utiliza lúpulo cultivado en sus propias granjas para producir su característica cerveza Urpiner. El procesamiento local de las materias primas esenciales confiere a la cerveza un sabor distintivo que la distingue en un mercado muy competitivo. También simplifica la logística, reduciendo significativamente la huella de carbono de la empresa.

La determinación de Branislav y Ľubomír ha hecho resurgir la cervecería. Desde el principio, los dos durmieron en la cervecería para asegurar la consistencia y lograr su éxito. Desde entonces, han supervisado la producción de un millón de hectolitros de cerveza. Para ellos, el duro trabajo ha merecido la pena: "Somos el último superviviente de la cerveza eslovaca, la última cervecería independiente que resiste con éxito la fuerte competencia extranjera".

La pareja espera seguir produciendo una variedad de cervezas locales, invertir más en tecnología y apoyar el empleo en Eslovaquia Central. También esperan exportar su cerveza a toda Europa, ampliando su comunidad de entusiastas de la cerveza. Su gama de cervezas Urpiner ha recibido a menudo el más alto nivel de reconocimiento del Sello de la Cerveza y de los premios European Beer Star.

Su historia de éxito sirve de inspiración para otros emprendedores de la región. La empresa apoya activamente muchos eventos deportivos, culturales y benéficos, contribuyendo así al desarrollo del país.

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