Los indicadores adelantados PMI del sector manufacturero siguen mostrando a nivel global una cierta irregularidad que se ve compensada por los indicadores más positivos del sector servicios
Los acontecimientos económicos, políticos o financieros que han irrumpido de forma periódica desde 2020 siguen afectando claramente a la economía global y al comportamiento de los mercados financieros, generando mayor volatilidad e incertidumbre.
Algunas situaciones vividas por la pandemia, impensables y sorprendentes, como la etapa de confinamiento, generaron fuertes desequilibrios entre la oferta y la demanda dando lugar a un importante deterioro económico, problemas de liquidez y a tasas de inflación en mínimos históricos. Ante ello, los bancos centrales de muchos países aplicaron políticas monetarias muy expansivas con la inyección de cantidades ingentes de dinero y la aplicación, por primera vez en la historia, de tipos de interés negativos. Después vinieron los problemas en las cadenas de suministro y un cierto colapso logístico que provocó un tensionamiento desorbitado de los precios. Escenario que se recrudeció con la invasión de Rusia en Ucrania, el conflicto del Mar Rojo y el existente entre Israel y Palestina/Gaza. Todo este cúmulo de factores ha alterado el comportamiento de los mercados y no ha permitido que la mayoría de los países puedan recuperar sus niveles de riqueza prepandémicos manteniendo unas tasas de crecimiento muy débiles en un entorno monetario muy restrictivo.
A pesar de todo, hoy en día la mayoría de los países van progresando poco a poco y sus economías van recuperando. Los indicadores adelantados PMI del sector manufacturero siguen mostrando a nivel global una cierta irregularidad que se ve compensada por los indicadores más positivos del sector servicios, lo que nos permite ser generosos y anticipar la posibilidad de tasas de crecimiento un poco mejor de las previstas en los próximos trimestres. Los ratios de inversión son todavía insuficientes, pero curiosamente la mayoría de países se encuentran en condiciones de pleno empleo. Por otro lado, preocupa la nueva guerra arancelaria entre EE.UU., la zona euro y China, que duda va a complicar las relaciones comerciales internacionales y podría afectar negativamente a las perspectivas globales de crecimiento.
En este entorno, el objetivo de las autoridades económicas y monetarias está centrado en alcanzar un “aterrizaje suave” de sus economías, acompañado de un control irrenunciable de la inflación en el 2%. Parece ser que la mayoría de las economías desarrolladas sí alcanzarán un crecimiento cercano al 2%. Sin embargo, la tendencia de la inflación no está siendo fácil de reconducir a su objetivo. La mayoría de los bancos centrales no han podido bajar sus tipos de interés ante las dificultades para controlar la evolución de los precios. De hecho, tan solo entre los países del G-7, el Banco Central Europeo y el de Canadá han recortado el tipo oficial por 25 pb hasta el 4,25% y 4,75%.
Las expectativa de nuevos recortes se está alejando en el tiempo y la mayoría de los bancos centrales prefieren esperar a ver la evolución de los acontecimientos para tomar decisiones. El mercado ya solo descuenta una o dos bajadas este año en la zona euro y una sola en EE.UU. Situación muy diferente a los pronósticos de principios de año que daban por hecho mas de cuatro y recortes.
Los mercados monetarios y de renta fija ya descontaban tal posibilidad desde mediados del 2023 mostrando una curva invertida en la mayoría de países. Así, los tipos de interés de largo plazo en la Zona Euro o EE.UU. se han llegado a situar 200 pb por debajo de los tipos de interés de corto. Es de esperar que esta anomala situación se reconduzca a lo largo del 2025. Los analistas no prevén que los tipos a largo plazo bajen más, situando el foco de atención en los tipos de corto que deberían ajustarse a la baja conforme se controle la inflación.
En los mercados de divisas todos estos acontecimientos han ratificado al dólar USA como “moneda refugio” alcanzando su cotización máximos históricos hace dos años en 0,95 USD/EUR manteniendo su cotización a día de hoy entre 1,06 y 1,10. Los analistas, mientras se mantenga la volatilidad e incertidumbre, no esperan grandes cambios en la tendencia actual. Sí anticipan marginales cesiones que se podrían recrudecer el próximo año ante los síntomas de un mayor enfriamiento en la economía norteamericana, junto con la posibilidad del efecto de un posible inicio del descenso de los tipos de interés en EE.UU. y el impacto de las elecciones presidenciales del 5 de noviembre.
Por último, en relación a los mercados de materias primas, no se espera que los precios vuelvan a sus niveles prepandémicos. La aparición de nuevos players, sobre todo en los metales, limita las posibilidades bajistas de sus precios al aumentar la demanda. Los analistas están también a la expectativa de la reactivación de la demanda china que se mantiene por debajo de sus estándares normales.
Publicado en Expansión