Una realidad ante la que las instituciones europeas están reaccionando impulsado varias iniciativas para reducir los principales riesgos asociados a este contexto, asegurar la competitividad económica y mantener el liderazgo en sectores estratégicos. De entre estas iniciativas, destacan el impulso a la producción nacional de bienes, servicios y materias primas, la limitación del control de actores rivales en compañías o sectores estratégicos, las restricciones a la exportación de productos sensibles a determinados mercados, o la mejora de la eficiencia de recursos energéticos, agrícolas o sanitarios; la sustitución de materias primas y componentes por alternativas más sostenibles;
Estas medidas tienen un evidente impacto potencial en el tejido productivo europeo y, por ende, español, y a su vez, requieren de su implicación para poder ser desplegadas de manera efectiva.
Por ello, EY Insights ha elaborado el informe “La Empresa Española ante la Autonomía Estratégica Europea”, con el objetivo de facilitar el diálogo entre responsables políticos, empresas y el ámbito académico, además de contribuir a un mejor entendimiento de la situación actual. El estudio visualiza las prioridades nacionales necesarias para desplegar eficazmente esta nueva estrategia europea. Se trata de un análisis exhaustivo de desafíos y oportunidades a los que se enfrenta el tejido productivo español en el nuevo contexto geopolítico y económico de Europa.
Para España, la cuarta economía de la UE, este nuevo entorno presenta tanto retos como oportunidades. El informe subraya la importancia de que las empresas españolas adapten sus estrategias para afrontar este escenario. Entre los principales desafíos figuran las posibles disrupciones en las cadenas de suministro, la rigidez del marco regulatorio y la dificultad para acceder a financiación y talento cualificado.
Pero el informe también identifica importantes oportunidades para las empresas españolas. Entre ellas se encuentran la diversificación de proveedores, el aprovechamiento de nuevos instrumentos de financiación y defensa comercial y las iniciativas comunitarias de cooperación internacional. Además, España presenta ventajas competitivas en sectores como las energías renovables, la salud, las finanzas, la biotecnología, el textil, la defensa, la automoción, la digitalización y las infraestructuras.
El estudio concluye con una serie de recomendaciones tanto para el sector público como para el privado, articuladas en cuatro ejes: preparación, promoción, protección y asociación. Estas recomendaciones incluyen la creación de un Consejo de Seguridad Económica y Autonomía Estratégica, el desarrollo de una política industrial y de innovación integrada, la limitación del control de actores rivales en sectores estratégicos y la promoción de alianzas colaborativas con países afines.