Según los investigadores, las conductas de salud juegan un papel significativamente mayor en los resultados de salud que el acceso y la calidad de la atención. A medida que los empleadores se centran en el fortalecimiento de la resiliencia de la fuerza laboral y en el apoyo a un regreso físico seguro a los lugares de trabajo, no pueden pasar por alto su papel en la influencia de las conductas de salud y los resultados de salud relacionados.
Adaptación de las operaciones
El regreso a un lugar de trabajo físico es ahora una prioridad para muchas organizaciones. Es fundamental que esto se haga con un claro enfoque en la seguridad, utilizando la tecnología y los cambios en las políticas y procesos centrados en el ser humano para ayudar a los empleados a mantenerse seguros y sentirse valorados.
- Escuchar las preocupaciones de los empleados y utilizar los datos para responder de forma rápida y adecuada. Las organizaciones necesitan adoptar e implementar nuevas políticas centradas en el ser humano, personalizadas según las necesidades de los empleados, para apoyar la salud física y el bienestar. Para crear estas políticas, el liderazgo debe hacer uso de los datos y la tecnología para evaluar el riesgo, al mismo tiempo que se mantiene conectado con las preocupaciones cambiantes de los trabajadores.
- Abordar la salud mental de los empleados utilizando la tecnología para proporcionar la asistencia necesaria. La salud mental ya era un tema urgente en el lugar de trabajo. La competencia entre las demandas del hogar y el trabajo, los nuevos riesgos para la salud y los sentimientos de pérdida relacionados con COVID-19 han aumentado el estrés de los trabajadores. Los empleadores pueden ayudar reduciendo el estigma de los programas de asistencia a los empleados, el apoyo de los compañeros y las soluciones de investigación, como los chatbots y la terapia digital. También podrían ofrecer incentivos: una empresa líder en tecnología, por ejemplo, ofrece ahora a los empleados descuentos en aplicaciones de mindfulness.
- Diseñar programas de cambio y políticas relacionadas para apoyar los cambios en los arreglos de trabajo y viajes. Con las olas de brotes de COVID-19 previstas, es esencial adaptar el entorno de trabajo para limitar la propagación viral. Las pruebas de virus regulares, junto con oficinas reconfiguradas y el uso de equipos de protección personal, darán a los trabajadores la confianza para volver a la oficina física. Las directrices deben ser lo suficientemente flexibles para tener en cuenta las variaciones locales en la propagación del virus y las necesidades individuales de los trabajadores. Los trabajadores con problemas de salud o que cuidan de sus seres queridos en una categoría de alto riesgo requieren una flexibilidad adicional.
Construyendo la resiliencia
A medida que avanzamos en la siguiente fase del período de recuperación, los empleadores tendrán que considerar cómo garantizar el bienestar continuo de la fuerza laboral. La creación de una capacidad de resiliencia a largo plazo requerirá una estrategia proactiva que siga protegiendo y apoyando a los empleados, a la vez que se considera cómo realizar transformaciones más grandes que creen valor a largo plazo.
1. Adoptar un conjunto integrado de soluciones tecnológicas para supervisar y permitir la salud y la seguridad de la fuerza laboral
Los empleadores pueden utilizar la tecnología para crear confianza con sus empleados. Un fabricante de automóviles está usando prendas de vestir que vibran cuando los trabajadores se acercan a menos de seis pies de distancia, así como escaneo de imágenes térmicas para detectar fiebre. Estas herramientas hacen que los trabajadores se sientan más seguros, apoyando un nuevo contrato social con los empleadores. Las herramientas basadas en la IA que monitorean el distanciamiento social en tiempo real crean una confianza adicional. Lo ideal sería una plataforma en lugar de una sola aplicación, para que los trabajadores tengan una imagen completa de la seguridad de su entorno.