Nos encontramos en un punto de inflexión crítico, con dos sistemas económicos futuros a la vista: uno profundamente arraigado, el otro emergiendo lentamente; ambos, probablemente, seguirán compitiendo por el dominio. Reconocemos que la mayoría de las empresas (si no todas) de hoy en día encontrarían sus modelos de negocio no solo desalineados sino que, en muchos casos, incluso, entrarían en conflicto con los principios de la nueva economía. Después de todo, es un hecho que un negocio no puede ser verdaderamente sostenible en un sistema insostenible.
Sin embargo, un número cada vez mayor de empresas está reconociendo su papel ―como el bloque económicamente más poderoso y de mayor impacto ambiental del planeta, y un vínculo fundamental entre la política y la acción de la economía real― para acelerar el impulso hacia un futuro regenerativo y generar confianza en él. También se reconoce cada vez más que navegar por la disrupción inevitable y mantener la relevancia y la competitividad en un futuro radicalmente diferente del presente requiere una transformación más profunda, sin la cual las empresas corren el riesgo de quedarse atrás.
Abundan las pruebas de este cambio de mentalidad, e incluso las empresas grandes y establecidas comienzan a cambiar de forma pequeña pero significativa. La industria de la moda, por ejemplo, reconoce cada vez más la importancia de optimizar el uso de los recursos y minimizar los residuos, y muchas empresas animan a la gente a comprar menos piezas duraderas y de alta calidad. En la industria electrónica, las iniciativas para reciclar los desechos electrónicos y diseñar productos para facilitar el desmontaje están ganando terreno. En el ámbito de la movilidad, los fabricantes están adoptando modelos de uso compartido y servicio y colaborando con las redes de carreteras para crear soluciones integrales. En la agricultura, las empresas están implementando prácticas de agricultura regenerativa, están reduciendo el desperdicio de alimentos y se están asociando con los agricultores para crear cadenas de suministros más equitativas, inclusivas y resilientes. Y algunas grandes empresas están adoptando el estatus legal de B Corps, o similar, para consagrar su compromiso con la sostenibilidad y la búsqueda de valor más allá de lo financiero.
Si bien lograr los cambios necesarios será un proyecto a largo plazo, las políticas y estrategias que se establezcan a corto plazo definirán qué futuro prevalecerá. Por lo tanto, las preguntas que debemos hacernos son: ¿qué futuro regalaremos a la próxima generación? Y ¿cuál es nuestro papel para lograrlo?
Para profundizar en ellos, explorando puntos de datos, acciones prácticas, ejemplos del mundo real y preguntas para la reflexión sobre tu papel y el de tu organización en la nueva economía, puedes leer la reseña completa: Una nueva economía: Explorando las causas fundamentales de la policrisis y los principios para desbloquear un futuro sostenible (pdf).
Acerca de la Unidad de una Nueva Economía
La Unidad de Nueva Economía (NEU, por sus siglas en inglés) es un equipo de investigación y conocimiento dentro de la práctica de Servicios Globales de Cambio Climático y Sostenibilidad (CCaSS, por sus siglas en inglés) de EY. La NEU se centra en los cambios sistémicos a largo plazo hacia una nueva economía regenerativa.
Reconocemos que la magnitud del desafío va más allá del ámbito de competencia de una sola empresa y requiere un esfuerzo colectivo para abordarlo. Queremos involucrarnos, compartir ideas y cocrear con otras personas que investigan en este espacio y con cualquier persona que esté interesada en lograr un futuro más equitativo y habitable.
Resumen
Nuestra economía se enfrenta a una policrisis. Para trascenderla, debemos reconocer sus causas sistémicas y adoptar nuevos principios para guiar la creación de una economía regenerativa orientada hacia el florecimiento humano y planetario: suficiencia, circularidad, pensamiento sistémico, redefinición del valor y equidad y justicia.
La transición a este nuevo estado no solo es posible, sino que tiene sentido desde el punto de vista empresarial, social y medioambiental. Las empresas, como actores cruciales en los ámbitos económico y medioambiental, están perfectamente posicionadas para liderar este cambio, generar confianza en una nueva visión estratégica y asegurar su supervivencia en un futuro radicalmente diferente al presente.