Cómo los servicios administrados en materia de impuestos pueden acelerar los programas de transformación de los bancos

Las funciones de apoyo de un banco tienen muchas similitudes, pero cada una es única en su propia e importante forma. Los impuestos, las finanzas, el riesgo y el cumplimiento exigen un rigor constante, altos niveles de precisión y una combinación ganadora de talento y tecnología.

Al mismo tiempo, los bancos tienen que luchar para seguir el ritmo de una normativa y unos requisitos de gobernanza cada vez más complejos, junto con la aceleración de la tecnología y una fuerza laboral muy fluida. La inversión de los bancos – tanto en tiempo como en dinero – en la adquisición de tecnología avanzada y talento para dirigir sus funciones de apoyo de forma eficiente es incesante.

Este esfuerzo continuo por mantenerse al día ha llevado a que las funciones de apoyo se sitúen firmemente en el punto de mira de la gestión de costos. Por ello, los directivos de la banca que buscan nuevas formas de reducir la presión de los costos de sus funciones de apoyo recurren cada vez más a proveedores de servicios externos para que los ayuden a soportar la carga.

Los servicios administrados pueden eliminar los requisitos de las actividades no esenciales pero críticas, como la fiscalidad y las finanzas, y son una forma alternativa para que los bancos aumenten la resiliencia operativa al tiempo que reducen los costos. Y lo que es más importante, da a los bancos la libertad de crecer y rendir.

El ritmo de cambio que afecta a las funciones fiscales y financieras, que no ha hecho más que aumentar por el impacto de COVID-19, significa que los bancos no pueden permitirse el lujo de posponer la transformación de estas funciones si quieren impulsar la resiliencia operativa y crear mayor valor para sus organizaciones. Una encuesta de EY destacó que el 73 % de los encuestados dijo que es más probable que realicen un co-source algunas actividades críticas en los próximos 24 meses para añadir valor, reducir el riesgo y disminuir el costo.

Recientemente, un banco mundial decidió colaborar con la organización EY para mejorar el rendimiento de su función fiscal y financiera, con el fin de obtener un mayor valor en la operación de primera línea del banco.

Desde el principio, los equipos de EY comprendieron que, para que su relación con el banco funcionara, era necesario definir claramente cómo los servicios administrados podían no sólo reducir la presión de los costos de las funciones fiscales y financieras, sino hacerlo de forma que mejorara el perfil de riesgo, la transparencia y el modelo de gobernanza del banco.

La confianza entre ambas partes ha sido fundamental para esta colaboración continua, especialmente desde el brote de COVID-19. El impacto imprevisto de la pandemia ha acentuado la necesidad de mantener una sólida relación de trabajo virtual con el banco, para ayudar a planificar de forma estable la continuidad de la actividad en los próximos meses.

Toda operación de servicios administrados tiene dos etapas principales: la transición y la transformación. La transición requiere una gran dosis de confianza entre el cliente y el proveedor de servicios administrados, porque es la etapa en la que el cliente da al proveedor acceso a sus datos financieros. Según John Thomopoulos, EY Global Banking & Capital Markets Tax Leader, "Si un banco va a darse la vuelta y entregarte su información más sensible, tiene que confiar en ti. Así que los fundamentos de los servicios al cliente son esenciales".

En el caso de la organización EY y el banco, la fase de transición implicó en primer lugar una evaluación del estado actual de las operaciones del banco – cómo funcionaba su función fiscal y financiera internamente, y cómo los elementos básicos de la función podrían pasar a los equipos de EY como parte de un servicio administrado.

Una vez concluida esta etapa, los equipos de EY comenzaron a trabajar en la transferencia de los datos financieros del banco al entorno seguro y tecnológico de EY. Esto supuso limpiar los datos, reestructurarlos y presentarlos en un formato que permitiera al banco utilizarlos muchas veces para una variedad de fines diferentes.

La ventaja de aprovechar la tecnología de EY

La transición a un enfoque de servicios administrados también abrió la posibilidad de impulsar un ahorro de costos continuo y multidimensional.

En primer lugar, el banco se beneficia de la importante inversión que realiza la organización EY en tecnología avanzada. Esto no sólo hace que los datos del banco sean más accesibles y permite más oportunidades para identificar ideas e impulsar el valor para el banco, sino que también reduce la necesidad de que el propio banco invierta en desarrollar – y mantener – sus propias herramientas. Por lo general, este tipo de inversión y mantenimiento a largo plazo de la tecnología es difícil de gestionar para los bancos y puede evitarse a través de los servicios administrados.

En segundo lugar, un enfoque de servicios administrados elimina la necesidad del banco de ofrecer formación tecnológica frecuente a sus empleados en las funciones fiscales y financieras, lo que puede resultar costoso. En su lugar, el equipo de EY se compromete a formar y actualizar a los empleados del banco en un entorno seguro y conforme a la normativa durante la fase de transformación.

Dispersión de riesgos y protección de datos

Otra ventaja de los servicios administrados es que pueden mejorar el perfil de riesgo de la función fiscal y financiera de un banco. Para los bancos, el costo de un fallo de riesgo puede ser grave – desde un golpe a la reputación de los clientes hasta sanciones financieras de un regulador, o incluso el cierre total, dependiendo de la gravedad del problema y de la legislación del mercado afectado.

Una gran parte de este perfil de riesgo se refiere a los datos de los bancos. Aunque facilitar el acceso remoto seguro es una forma de frenar la exposición al riesgo, ser capaz de manipular grandes volúmenes de datos para producir resultados relevantes presenta un tipo de riesgo totalmente diferente. Dado que muchos empleados bancarios tuvieron que trabajar desde casa durante la pandemia de COVID-19, los bancos se enfrentaron a los desafíos de dar acceso a los empleados a la tecnología adecuada, a la vez que se mantenía la seguridad de los datos de los clientes cuando se accedía a ellos de forma remota, y a los problemas de ancho de banda.

Uno de los procesos más importantes que el equipo de EY tenía en marcha antes de su compromiso con el banco era un enfoque tecnológico de los servicios administrados. En el mundo de COVID-19, esto no solo proporciona al banco una mayor eficiencia y beneficios en la gestión de riesgos, sino que permite la creación de un entorno de servicios administrados resilientes para soportar los desafíos imprevistos de un cambio repentino al trabajo a distancia.