En estas últimas semanas luego de trabajar y antes de dormir, me dispuse a leer los textos que Hacienda propone dentro del pacto fiscal, me pareció interesante por el futuro de Chile, adentrarme en lo que serán los nuevos tributos del sistema desintegrado y sus registros, que se muestran como cuando una guagua está por nacer.
Ya habiendo llegado la hora de dormir y habiendo repasado las versiones de Hacienda y disponiendo a respetar el sueño, al hacer doble clic, el dulce sueño que pensaba tener comenzó a tomar otros ribetes y se empezó a transformar en un mal sueño, esto dado que hay algo que no se está viendo y me he tomado la libertad de alertar como chileno y especialista desde esta tribuna, a políticos y técnicos que hoy están detrás del Ministerio de Hacienda.
Esto ya que, cuando me encuentro con que una misma renta tendrá tres impuestos, estos son el corporativo, el intraholding y el impuesto al capital, el insomnio comienza a aparecer, ahora bien, y por favor denme el beneficio que esto está, solo como borrador, no hay texto oficial ni menos ley, por eso es por lo que quiero frenarlo.
Si comienzo con un viejo conocido como es el impuesto corporativo a las empresas chilenas, pero ahora con tasa de 25%, hasta ahí digo check, pero cuando me adentro en la lectura y me encuentro con que en las distribuciones de dividendos entre sociedades chilenas habrá un impuesto de 7%, el insomnio llega para quedarse, porque aparece un peaje en una vía donde antes tú transitabas libre y fomentabas la inversión.
Asimismo, de solo pensar en los registros y controles que nacerán en los grupos económicos, afírmense, porque este cumplimiento tributario estaría llegando, para quedarse y este tema se acentúa más aún, cuando aparece un tercer tributo, con tasa de 13% que sería cuando estas utilidades se distribuyen a los socios finales, ahí en ese momento, prendo la luz, y me levanto, ya que, al aparecer estas tasas planas, tantas veces propuestas en distintos foros nacionales y extranjeros, me estarían provocando la amargura de que estamos frente a un impuesto regresivo.
Agradezco el día, en que la vida, me dio la oportunidad de aprender el bendito Excel, que nos permite llevar los textos a números, y con esta escasa información, que hemos tenido hasta el momento, me están diciendo que la persona natural que reciba un dividendo de $5 millones pagará 13%, igual gravamen para quien reciba un dividendo de $400 millones, imposible no acordarse del IVA con el que hemos vivido más de 40 años y en el que todos los políticos y técnicos tenemos claro que es el emblema de la regresividad.
En el combate de la noche por volver a dormir comienzo a pensar en este sistema dual de régimen integrado para PYMES y países con convenio y, por otro lado, el sistema desintegrado para mis queridos compatriotas chilenos y países con los que Chile no tiene convenio, trato de amarrarlo con la filosofía discutida en las universidades por académicos y técnicos de hacer un sistema simple, en donde los que más tienen paguen más y tristemente no logro calzarlo.
Dicho lo anterior, la intuición técnica me dice, no creo que, en el corazón de esta idea, esté instalar en nuestro sistema tributario central, otro impuesto regresivo, pero los datos e información que han circulado por los medios de comunicación, siendo la única fuente oficial al respecto -a falta de un proyecto de Ley formal con todos los detalles-, estarían apuntando a algo contrario a lo que siempre ha buscado el Ejecutivo, desde que se encontraba en la época de la campaña presidencial del actual gobierno: esto es, lograr que las personas con mayores recursos económicos aporten más a la recaudación fiscal para financiar el gasto social, lo que se daría más en un escenario de progresión.
Ya volviendo a mi trasnochada vigilia con el amanecer encima me levanto y me acuerdo de mi padre, un gran columnista, que me decía hijo, cuando estés triste escribe y aquí estoy papá escribiendo y sin dormir, listo para seguir trabajando y pensando que esta pesadilla del pacto se termine pronto.