Fundadoras como la de Singapur Susan Chong que, en el momento que su hijo menor cumplió cuatro años, fundó Greenpac para satisfacer la creciente demanda global de envases con una alternativa sostenible y rentable. A pesar de los conocidos retos que supone compaginar la familia y el trabajo, y de los extraordinarios niveles por los que pasan muchas mujeres líderes para demostrar su valía en sectores históricamente dominados por los hombres, Chong construyó su empresa con la convicción de que la sostenibilidad no sólo era lo correcto, sino también una decisión empresarial inteligente. Ahora, años más tarde, su ejemplo es uno de los muchos que dejan clara la ventaja competitiva de la intuición temprana y la acción en la dirección correcta para la comunidad empresarial e inversora.
Con poca preparación, las empresas de toda la vida se han convertido en potencias digitales en respuesta a una pandemia global. Ahora, debemos abordar la equidad con el mismo nivel de urgencia y con muchas de las herramientas que hicieron posible el año 2020 en primer lugar. Incluso cuando la tecnología permite una colaboración global sin precedentes, las presiones de la vida remota han llevado a una miríada de mujeres a un punto de ruptura, poniendo en pausa sus carreras para poder cargar con las "bolas de cristal" de la vida familiar que sólo ellas deben salvaguardar. Ya es hora de avanzar en la equidad en nuestra forma de pensar y planificar el abrumador trabajo que necesitaremos para servir al mundo post-pandémico que estamos construyendo juntos porque, como nos recuerda Malala Yousafzai, "no podemos triunfar todos cuando la mitad de nosotros está retenida".
"You'll Never Walk Alone"
Cuando veo las poderosas conexiones y el capital que se comparte en redes como YPO, me impresiona el impacto inmediato que tantas personas están listas y dispuestas a hacer, a compartir conocimientos y recursos, especialmente si eso significa empoderar a las mujeres. Su promesa, "You'll Never Walk Alone" (Nunca caminarás sola), ha sido una tremenda fuente de fuerza e inspiración para mí y para muchas otras, porque todas merecemos tener esta fuerza y este apoyo.
Noella Coursaris Musunka entiende el profundo poder de la comunidad. Donde muchos habrían dejado la pobreza y el peligro en el pasado, ella regresó para ser testigo de los obstáculos a la educación de las niñas en su nativa República Democrática del Congo, y decidió aprovechar la plataforma que construyó a través de su exitosa carrera como modelo para elevar y servir a las comunidades de niñas como ella con su Fundación Malaika.
Aunque no todos aspiremos a ser modelos de pasarela como Coursaris Musunka, todos podemos ser modelos de conducta. Podemos utilizar nuestros tropiezos como peldaños, ofrecer oportunidades en bruto, sin refinar, en lugar de pulir nuestros puntos, e invitar a las mentes brillantes y colaboradoras de nuestra comunidad a dar rienda suelta a soluciones inesperadas y extraordinarias. Todos podemos encontrar formas de apoyar el progreso como socios del cambio, ya que el progreso hacia la equidad es una victoria para todos. No esperemos a la próxima invitación para ayudar, ni digamos que estamos aquí cuando se nos necesite; en lugar de eso, salgamos y extendamos esas invitaciones y oportunidades a todos los lugares que podamos, hoy mismo.